lunes, 21 de mayo de 2018

“Lo Llaman Democracia, y lo es?”


Con el tema “Lo Llaman Democracia, y lo es?” iniciamos la Tertulia; destacando de entre todas las intervenciones las siguientes:

1ª En este tiempo que vivimos cabe preguntarnos ¿vivimos en democracia?, ¿objetivamente es posible?, ¿hay voluntad de los Gobiernos para implementar este sistema de convivencia ciudadana? La respuesta a la primera pregunta parece clara si nos atenemos a la definición y origen del término. En cuanto a la segunda y tercera, la práctica de gobierno que se impone es la de ir lastrando todos aquellos artículos de valor democrático recogidos en la Constitución.

2ª Desde un punto de vista de marketing político sí parece claro que a todos los Gobiernos les interesa mantener el término democrático por aquello de que el sistema democrático es el menos malo de todos los sistemas de gobierno conocidos, tal y como decía Platón.

3ª Cuando ciudadanos de distinta condición y sensibilidad reclaman en la calle, no le dejan hacerlo en la Asamblea o Parlamento, lo que al parecer no son capaces de solventar los partidos políticos enrocándose y trasladando al poder judicial la posible solución a lo que es un problema estrictamente político.

4ª Cuando en el Parlamento se aprueban propuestas de ley presentadas por la Oposición al Gobierno, mayoritaria en la Cámara, y el Gobierno no las aplica acogiéndose a trucos presupuestarios o simplemente de formalidad parlamentaria, está desoyendo las reclamaciones de los ciudadanos, no está aplicando el valor democrático.

5ª Cuando el Congreso de los Diputados ha reprobado por mayoría a ministros y fiscales, cuando ha solicitado la comparecencia de miembros del Gobierno o de cargos imputados en varias causas judiciales y el Gobierno ha hecho oídos sordos a dichas peticiones, está claramente vulnerando el sentido democrático.

6ª Si ocurre que los Partidos Políticos se arrogan el valor de decir que pueden gobernar por aquello de que han sido el partido más votado, desoyendo que en democracia la mayoría siempre ha de ser el pueblo soberano, y aplican políticas contrarias al interés del pueblo, queda claro que no vivimos en democracia. Es de señalar que la democracia ateniense en su origen no contaba con partidos políticos.

7ª Si la acción política no tiene como primera preocupación al ciudadano, que no tiene como primera preocupación al individuo, que no esté orientada primordialmente al hombre, a cada hombre, dicha acción resultara forzosamente inane, inútil. Cuando no es el hombre, el ser humano el motor fundamental de la vida de la comunidad, la dirección del ente público termina por hacerse estéril.

8ª La realidad es que las democracias actuales son democracias de partidos, dado que son estos los auténticos sujetos de la vida política, teniendo en cuenta que es en los propios partidos donde no se ejerce la democracia. Los sistemas electorales, de tipo proporcional, inducen a escoger partidos en lugar de escoger personas. A esto hay que añadir la oposición general de los partidos a admitir listas abiertas y revocación de cargos.

9ª Los partidos políticos han colonizado el estado mediante la ocupación de los instrumentos más operativos de la acción social: la Administración Pública en primer término y luego los medios de comunicación social, la educación y la cultura, la Universidad, el sector público económico y, por descontado, sus organismos de control.

10ª La democracia se define genéricamente como el gobierno del pueblo para el pueblo, defiende por tanto la soberanía del pueblo y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Acorde con los tiempos actuales, toda democracia que se preste como tal ha de cumplir con una serie de valores, a saber: Libertad, igualdad, fraternidad, justicia, respeto, participación, pluralismo, tolerancia. También ha de llevar a efecto acuerdos internacionales como son la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y un largo etc, que no se cumplen.

11ª Cuando desde diversos medios de comunicación influyentes se asignan grados de libertad vividos en distintos países, no significa que estén valorando la democracia. De hecho se pueden tener ciertos niveles de libertad hasta en sistemas totalmente opuestos al democrático.

12ª Un hecho muy importante para valorar si un sistema es o no democrático es la participación ciudadana. En Atenas algunos ciudadanos eran mucho más activos que otros, pero el gran número de personas que se requería sólo para que el sistema funcionase atestigua la enorme participación que se daba entre los que tenían derecho a ello, cantidades que exceden de lejos las de cualquier democracia de hoy en día.

13ª El grado de participación de los ciudadanos en la Antigua Grecia oscilaba enormemente, desde no hacer prácticamente nada hasta algo similar a una ocupación a tiempo completo. Pero incluso para el ciudadano más activo, la base formal de su actividad política era la invitación que todos tenían a participar resumida por la frase “cualquiera que lo desee”.

14ª La elección por sorteo era lo más habitual ya que era vista como lo más democrático: las elecciones favorecerían a los más ricos, elocuentes y famosos, mientras que el sorteo repartía el trabajo de la administración entre toda la ciudadanía, integrándolos dentro de la experiencia democrática que, en palabras de Aristóteles, suponía “gobernar y ser gobernado por turnos”.

15ª El desprecio de los atenienses por aquellos que no participaran en política ha quedado reflejado en el insulto moderno “idiota", término que originariamente aludía a aquella persona que no se involucraba en la política sino que sólo se dedicaba a los asuntos particulares. En su discurso fúnebre, Pericles dijo: “no es que consideremos al que no participa en estos asuntos como poco ambicioso, sino como inútil.”

16ª Nos recomendaba Benito Perez Galdos en sus “Tiempos Bobos”:

“La paz, hijo mío, es don del cielo, como han dicho muy bien poetas y oradores, cuando significa el reposo de un pueblo que supo robustecer y afianzar su existencia fisiológica y moral, completándola con todos los vínculos y relaciones del vivir colectivo. Pero la paz es un mal si representa la pereza de una raza, y su incapacidad para dar práctica solución a los fundamentales empeños del comer y del pensar. Los tiempos bobos que te anuncié has de verlos desarrollarse en años y lustros de atonía, de lenta parálisis, que os llevará a la consunción y a la muerte. Los políticos se constituirán en casta, dividiéndose hipócritas en dos bandos igualmente dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo; no crearán una nación; no remediarán la esterilidad de las estepas castellanas y extremeñas; no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Alarmante es la palabra Revolución. Pero si no inventáis otra menos aterradora, no tendréis más remedio que usarla los que no queréis morir de la honda caquexia que invade el cansado cuerpo de tu Nación. Declaraos revolucionarios, díscolos si os parece mejor esta palabra, contumaces en la rebeldía. En la situación a que llegaréis andando los años, el ideal revolucionario, la actitud indómita si queréis, constituirán el único síntoma de vida.”

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