Con el tema “Lo
Llaman Democracia, y lo es?” iniciamos la Tertulia; destacando de entre
todas las intervenciones las siguientes:
1ª En este tiempo que vivimos cabe preguntarnos
¿vivimos en democracia?, ¿objetivamente es posible?, ¿hay voluntad de los
Gobiernos para implementar este sistema de convivencia ciudadana? La respuesta
a la primera pregunta parece clara si nos atenemos a la definición y origen del
término. En cuanto a la segunda y tercera, la práctica de gobierno que se
impone es la de ir lastrando todos aquellos artículos de valor democrático
recogidos en la Constitución.
2ª Desde un punto de vista de marketing político sí
parece claro que a todos los Gobiernos les interesa mantener el término
democrático por aquello de que el sistema democrático es el menos malo de todos
los sistemas de gobierno conocidos, tal y como decía Platón.
3ª Cuando ciudadanos de distinta condición y
sensibilidad reclaman en la calle, no le dejan hacerlo en la Asamblea o
Parlamento, lo que al parecer no son capaces de solventar los partidos
políticos enrocándose y trasladando al poder judicial la posible solución a lo
que es un problema estrictamente político.
4ª Cuando en el Parlamento se aprueban propuestas
de ley presentadas por la Oposición al Gobierno, mayoritaria en la Cámara, y el
Gobierno no las aplica acogiéndose a trucos presupuestarios o simplemente de
formalidad parlamentaria, está desoyendo las reclamaciones de los ciudadanos,
no está aplicando el valor democrático.
5ª Cuando el Congreso de los Diputados ha reprobado
por mayoría a ministros y fiscales, cuando ha solicitado la comparecencia de
miembros del Gobierno o de cargos imputados en varias causas judiciales y el
Gobierno ha hecho oídos sordos a dichas peticiones, está claramente vulnerando
el sentido democrático.
6ª Si ocurre que los Partidos Políticos se arrogan
el valor de decir que pueden gobernar por aquello de que han sido el partido
más votado, desoyendo que en democracia la mayoría siempre ha de ser el pueblo
soberano, y aplican políticas contrarias al interés del pueblo, queda claro que
no vivimos en democracia. Es de señalar que la democracia ateniense en su
origen no contaba con partidos políticos.
7ª Si la acción política no tiene como primera
preocupación al ciudadano, que no tiene como primera preocupación al individuo,
que no esté orientada primordialmente al hombre, a cada hombre, dicha acción
resultara forzosamente inane, inútil. Cuando no es el hombre, el ser humano el
motor fundamental de la vida de la comunidad, la dirección del ente público
termina por hacerse estéril.
8ª La realidad es que las democracias actuales son
democracias de partidos, dado que son estos los auténticos sujetos de la vida
política, teniendo en cuenta que es en los propios partidos donde no se ejerce
la democracia. Los sistemas electorales, de tipo proporcional, inducen a
escoger partidos en lugar de escoger personas. A esto hay que añadir la
oposición general de los partidos a admitir listas abiertas y revocación de
cargos.
9ª Los partidos políticos han colonizado el estado
mediante la ocupación de los instrumentos más operativos de la acción social:
la Administración Pública en primer término y luego los medios de comunicación
social, la educación y la cultura, la Universidad, el sector público económico
y, por descontado, sus organismos de control.
10ª La democracia se define genéricamente como el
gobierno del pueblo para el pueblo, defiende por tanto la soberanía del pueblo
y el derecho del pueblo a elegir y controlar a sus gobernantes. Acorde con los
tiempos actuales, toda democracia que se preste como tal ha de cumplir con una
serie de valores, a saber: Libertad, igualdad, fraternidad, justicia, respeto,
participación, pluralismo, tolerancia. También ha de llevar a efecto acuerdos
internacionales como son la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y
un largo etc, que no se cumplen.
11ª Cuando desde diversos medios de comunicación
influyentes se asignan grados de libertad vividos en distintos países, no
significa que estén valorando la democracia. De hecho se pueden tener ciertos
niveles de libertad hasta en sistemas totalmente opuestos al democrático.
12ª Un hecho muy importante para valorar si un
sistema es o no democrático es la participación ciudadana. En Atenas algunos
ciudadanos eran mucho más activos que otros, pero el gran número de personas
que se requería sólo para que el sistema funcionase atestigua la enorme
participación que se daba entre los que tenían derecho a ello, cantidades que
exceden de lejos las de cualquier democracia de hoy en día.
13ª El grado de participación de los ciudadanos en
la Antigua Grecia oscilaba enormemente, desde no hacer prácticamente nada hasta
algo similar a una ocupación a tiempo completo. Pero incluso para el ciudadano
más activo, la base formal de su actividad política era la invitación que todos
tenían a participar resumida por la frase “cualquiera que lo desee”.
14ª La elección por sorteo era lo más habitual ya
que era vista como lo más democrático: las elecciones favorecerían a los más
ricos, elocuentes y famosos, mientras que el sorteo repartía el trabajo de la
administración entre toda la ciudadanía, integrándolos dentro de la experiencia
democrática que, en palabras de Aristóteles, suponía “gobernar y ser gobernado
por turnos”.
15ª El desprecio de los atenienses por aquellos que
no participaran en política ha quedado reflejado en el insulto moderno
“idiota", término que originariamente aludía a aquella persona que no se
involucraba en la política sino que sólo se dedicaba a los asuntos particulares.
En su discurso fúnebre, Pericles dijo: “no es que consideremos al que no
participa en estos asuntos como poco ambicioso, sino como inútil.”
16ª Nos recomendaba Benito Perez Galdos en sus
“Tiempos Bobos”:
“La paz, hijo mío, es don del cielo, como han dicho
muy bien poetas y oradores, cuando significa el reposo de un pueblo que supo
robustecer y afianzar su existencia fisiológica y moral, completándola con
todos los vínculos y relaciones del vivir colectivo. Pero la paz es un mal si
representa la pereza de una raza, y su incapacidad para dar práctica solución a
los fundamentales empeños del comer y del pensar. Los tiempos bobos que te
anuncié has de verlos desarrollarse en años y lustros de atonía, de lenta
parálisis, que os llevará a la consunción y a la muerte. Los políticos se
constituirán en casta, dividiéndose hipócritas en dos bandos igualmente
dinásticos e igualmente estériles, sin otro móvil que tejer y destejer la jerga
de sus provechos particulares en el telar burocrático. No harán nada fecundo;
no crearán una nación; no remediarán la esterilidad de las estepas castellanas
y extremeñas; no suavizarán el malestar de las clases proletarias. Alarmante es
la palabra Revolución. Pero si no inventáis otra menos aterradora, no tendréis
más remedio que usarla los que no queréis morir de la honda caquexia que invade
el cansado cuerpo de tu Nación. Declaraos revolucionarios, díscolos si os
parece mejor esta palabra, contumaces en la rebeldía. En la situación a que
llegaréis andando los años, el ideal revolucionario, la actitud indómita si
queréis, constituirán el único síntoma de vida.”
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