Con un “Consumo
Responsable, Mejora el Mundo” iniciamos la Tertulia, destacando de entre todas las intervenciones las siguientes:
1ª Lo primero que hemos de preguntarnos es,
¿realmente necesitamos todo lo que consumimos? A partir de ahí cada cual puede
y debiera sacar sus conclusiones. La respuesta desde el sentido común parece
clara, nos sobran muchas cosas. Entonces, ¿por qué mantener este estado de
crecimiento ilimitado?
2ª El consumo de una gran cantidad de productos, y
no sólo de productos, también de actitudes y comportamientos, tienen su origen
en un sentido competencial, es decir tratar de emular a quien vemos a nuestro
alrededor, bien sea en la calle, la familia, los amigos o más todavía en la TV,
el cine, etc.
3ª Aunque teóricamente está prohibido, se siguen
utilizando los espacios publicitarios denominados “subliminales”, mediante los
cuales aunque un@ no parece percatarse le están incitando al consumo de un
determinado producto. De igual manera el torpedeo constante de un producto o un
hábito termina produciendo una cierta dependencia.
4ª Quinientas Corporaciones económico-industriales
controlan actualmente el 25% de P.I.B. del planeta, en muchos casos pagando
impuestos en paraísos fiscales. Lógicamente todas ellas interesadas en su
crecimiento económico ilimitado, produciendo más y más productos destinados al
consumo. De esta realidad cabe preguntarnos, ¿mejora realmente la vida de las
personas?
5ª Cada vez son más los grupos organizados y
amplios sectores de población los que demandan un sistema de producción y
consumo sostenible. De otro lado, los Estados, es decir los Gobiernos ¿consideran
estar defendiendo los intereses de sus Pueblos o simplemente se limitan a
acatar las políticas marcadas por las Empresas?
6ª Hay un producto que no parece afectar a priori a
las personas cuando hablamos de consumismo, pero que desgraciadamente termina
dañando mucho más que lo que compramos los ciudadanos. Se trata del consumo de
armamento, mediante el cual se destruyen gran cantidad de ciudades, aniquilando
a millones de personas.
7ª El consumo responsable es una manera de consumir
bienes y servicios teniendo en cuenta, además de las variables de precio y
calidad, las características sociales y laborales del entorno de producción y
las consecuencias medioambientales posteriores. El consumismo a gran escala en
la sociedad contemporánea compromete seriamente los recursos naturales y la
economía sostenible.
8ª Durante los primeros años del capitalismo se
confería el mayor prestigio a los que eran más ricos pero vivían más
frugalmente. Más adelante, cuando sus fortunas se hicieron más seguras, la
clase alta capitalista recurrió al consumo y despilfarro conspicuos en gran
escala para impresionar a sus rivales. Construían grandes mansiones, se vestían
con elegancia exclusiva, se adornaban con joyas enormes y hablaban con
desprecio de las masas empobrecidas. De esta manera enloquecieron a las clases
medias y bajas haciendo que les imitaran.
9ª A la persona consumista no le interesan los
ideales filosóficos, éticos, religiosos ni morales que impliquen ayudar de
forma genuina al medio ambiente o a otras personas de manera desinteresada como
en otras culturas, sus modelos a seguir son los de aquellas personas que han
triunfado económicamente, gente llena de cosas materiales.
10ª Se debería institucionalizar una pregunta
diaria en todos los medios, ¿puede toda la humanidad consumir al mismo ritmo
establecido por las empresas? ¿No sería mejor repartir todo lo producido entre
toda la humanidad? El 12% de las personas que viven en Europa y el norte de
America, es responsable del 60% del consumo mundial. Entre el 10% y el 40% de
la producción de alimentos se pierde sin ser consumidos.
10ª El consumo ético requiere introducir aspectos
valorativos a la hora de consumir un producto, haciendo énfasis en la
austeridad. Es importante fomentar alternativas de disfrute, que las hay,
mediante las cuales de una manera natural se aleja de la tentación de caer en el
consumismo.
11ª Podemos y debemos tomar dos pilares
fundamentales para el desarrollo de un consumo responsable y transformador: la
sostenibilidad de la vida, en su dimensión ambiental y de cuidados, y la
justicia social, con sus aspectos de equidad, solidaridad, democratización y
redistribución.
12ª Como corolario hemos de preguntarnos y
preguntar a los Gobiernos: cambiar el hábito de consumo supone
irremediablemente cambiar el sistema de producción y distribución de los
productos a consumir, cambiando con ello las relaciones laborales en todos sus
aspectos, horarios, sueldos, etc. ¿Estamos dispuestos a ello? Peor todavía,
¿están interesados los Gobiernos y las Empresas a participar de ese cambio?