10
estrategias de manipulación en los medios de comunicación por Juanjo Romero
Tenemos un exceso de noticias, a menudo
contradictorias, que evitan el análisis pausado. Una vez conseguido que no nos
hagamos las preguntas correctas, las respuestas que demos siempre serán
irrelevantes en el mejor de los casos, y no direccionadas por nosotros, en el
peor.
Hace ya más de dos años, casi al inicio de este
blog, compartía las técnicas de manipulación, que proponía Volkoff en su novela
El Montaje, ambientado en la Guerra Fría y que no pierden actualidad. Os
recomiendo el ejercicio de localizarlas en las noticias que nos ofrecen los
medios de comunicación, especialmente cuando los temas tratados atañen a los
valores y la religión.
No está de más actualizar el tema. Hoy, con las «10
estrategias de manipulación en los medios de comunicación» que se atribuyen a
Chomsky, aunque no son suyas, lo ha negado una y otra vez. Curioso que para
ilustrar técnicas de manipulación se manipule. En cualquier caso son un buen guión.
Mientras que las ‘técnicas’ de Volkoff se refieren
al discurso particular, las atribuidas a Chomskyson más estratégicas. He estado
tentado en adaptar los ejemplos, pero dejo la redacción original que responde a
las exclusivas obsesiones del filólogo estadounidense, creo que podréis
adaptarlos fácilmente a otras circunstancias.
Estrategia
de la distracción. El elemento primordial del
control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la
atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos
por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o
inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La
estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público
interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la
economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.
Mantener la Atención del público distraída, lejos de
los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real.
Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar;
de vuelta a granja como los otros animales. ‘Armas silenciosas para guerras
tranquilas’
Crear
problemas, después ofrecer soluciones. Este método
también es llamado «problema-reacción-solución». Se crea un problema, una
‘situación’ prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que
éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo:
dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar
atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de
seguridad y políticas en perjuicio de la libertad.
La
estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una
medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años
consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente
nuevas fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo,
privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya
no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una
revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
La
estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una
decisión impopular es la de presentarla como «dolorosa y necesaria», obteniendo
la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil
aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el
esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene
siempre la tendencia a esperar ingenuamente que «todo irá mejorar mañana» y que
el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para
acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue
el momento.
Tratar al
público como si fuesen niños. La mayoría de la publicidad
dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación
particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el
espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más
se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono
infantilizante.
Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese
la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella
tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también
desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de
edad. ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’
Utilizar el
aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso
del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en
el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por
otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de
acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y
temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
Mantener al
público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que
el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados
para su control y su esclavitud.
La calidad de la educación dada a las clases
sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la
distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases
sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases
inferiores. ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas’
Estimular
al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover
al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…
Reforzar la
autoculpabilidad. Hacer creer al individuo que es
solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia
de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de
rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se
culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición
de su acción. Y, sin acción, ¡no hay revolución!
Conocer a los individuos mejor de lo que ellos
mismos se conocen. En
el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han
generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos
poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la
neurobiología y la psicología aplicada, el ‘sistema’ ha disfrutado de un
conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como
psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de
lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos,
el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor
que el de los individuos sobre sí mismos.