Con el tema “Presente
y Futuro de la Mujer” iniciamos la Tertulia, siendo de destacar las siguientes
intervenciones:
1ª La exposición, en primera
persona, está basada en el papel de la mujer ante el plano económico y comienza
con una síntesis de cómo estaban las cosas en el año 1969, después del Mayo de
1968 donde se percibía el movimiento y liberalización de la mujer, que sale de
la casa y comienza a incorporarse a la empresa.
- Respecto a la educación:
• Si la familia no podía dar estudios a todos los hijos, las hijas
eran las que dejaban de estudiar, aunque tuvieran más talento.
• Las mujeres rara vez accedían a estudios universitarios y, cuando lo
hacían, ingresaban en carreras “de letras”.
• Era muy frecuente que la mujer dejara los estudios para casarse.
• Había pocas profesoras universitarias y menos aún catedráticas.
- Respecto al trabajo:
• Estaba mal visto que las mujeres trabajaran, porque sólo debían
hacerlo si el padre o el marido no ganaba lo suficiente para mantener a la
familia.
• Las mujeres que trabajaban ocupaban puestos de escasa cualificación
y responsabilidad.
• Solían dejar de trabajar para casarse y, si no lo hacían, porque sus
maridos no se lo exigían, las despedían. Como mucho, esperaban a que se quedara
embarazada para hacerlo.
• Sólo en situaciones muy extremas, una mujer se hacía cargo de los
negocios familiares.
- Respecto a la sociedad:
• Estaba mal visto que los hombres “ayudaran en la casa”.
• Sólo había guarderías privadas, que eran escasas y caras.
• La edad de escolarización empezaba a los 6 años y no era obligatoria
2ª Nos situamos ahora en los años
80. En unos países antes, y en otros un poco después, se legalizaron los
anticonceptivos y el divorcio. Gracias a estas leyes, las mujeres estuvimos en posición
de negociar con nuestros padres y con nuestras parejas el rol a desempeñar cada
uno en la familia. Y, poco a poco, esos roles fueron cambiando. Empezamos a
necesitar y exigir guarderías, permisos maternales, trabajos a tiempo parcial.
Y en nuestras casas, negociábamos con nuestras parejas, cada una como podía.
3ª Las mujeres en Europa ya
estaban incorporadas al mundo laboral de forma masiva, pero trabajando en
puestos intermedios. Las empresas, cuando tenían que cubrir un puesto de
trabajo de cierta responsabilidad, solamente se planteaban contratar a una
mujer si no tenían un hombre que cumpliera mínimamente el perfil del puesto.
Pero la situación en Europa había cambiado sustancialmente en esos 20 años. La
mujer se había incorporado al mundo universitario y al laboral. Las
circunstancias familiares y laborales que había antes prácticamente habían
desaparecido.
4ª En el presente siguen existiendo, y estamos aquí ahora porque
persisten, muchas dificultades que impiden la plena igualdad con el hombre en el ámbito de la empresa y del poder
económico. La realidad es que muy pocas mujeres ocupan altos cargos en las
compañías europeas, a pesar de que el número de tituladas universitarias supera
en muchos casos al de titulados masculinos.
Datos muy significativos, por ejemplo: En Francia, un estudio del
Ministerio de Trabajo revela que el porcentaje de mujeres que ocupan puestos
directivos, sólo ha crecido un 3% en los últimos 10 años. En Alemania, solamente hay una mujer que
ocupe la presidencia de una de las 30 empresas del índice bursátil Dax. En España sólo existen 17 mujeres entre los
más de 500 consejeros de las empresas del índice bursátil Ibex. Sólo una mujer
se sienta en el Consejo del Banco de España y ninguna en la Bolsa. Sólo cuatro
de las grandes empresas están dirigidas por mujeres, es decir, apenas un 3% del
total.
Se pone de manifiesto que, si
bien los hombres comparten cada vez más el cuidado de los niños, la mujer les
dedica el doble de tiempo. También
denunciaban que los hombres siguen sin compartir el resto de tareas domésticas.
La oferta de plazas de guardería para menores de tres años y ancianos sigue
siendo insuficiente y el porcentaje de hombres que utilizan, total o
parcialmente, los permisos y reducciones de jornada por tener hijos o cuidar
familiares es prácticamente cero.
5ª En cuanto al futuro, aunque
hemos hecho todo lo que podíamos con los medios que tenemos, estamos
preparadas, tenemos formación y experiencia, nuestras parejas nos apoyan (más
les vale) pero necesitamos palancas que nos permitan romper el famoso “techo de
cristal”. En mi opinión, estas palancas son cinco:
1.- Horarios flexibles, que
permitan una mejor organización de la pareja para atender a la familia. Pero,
cuidado, cuando digo flexibles, no quiero decir reducidos, o trabajo a tiempo
parcial. Pero sí se pueden asumir modificaciones en los horarios de entrada y/
o salida, y cierto porcentaje de tareas realizadas fuera del puesto de trabajo,
gracias a internet y los ordenadores portátiles.
2.- Mayor dotación de servicios
sociales públicos y en las empresas. El disponer de fácil acceso a guarderías,
comedores, parking, nos hace mucho más eficiente el uso de nuestro precioso
tiempo.
3.- Reparto de las tareas
domésticas. Creo que ya está bien de que el hombre “ayude” en casa. Lo que
tiene que hacer es compartir las tareas. Aquí también nos ayuda la tecnología,
porque es menos duro que un hombre aprenda a poner el lavavajillas que
pretender que friegue a mano los cacharros. Y hacer la compra por internet
puede resultar hasta entretenido.
4.- Reparto de los incentivos
para tener hijos. Yo me atrevo a decir que debería ser obligatorio el que los
permisos por hijos se repartan entre ambos padres. Habría que distinguir el
período de baja, del periodo de permiso para atención del hijo. Si este último
fuera de reparto obligatorio, aunque se empezara por obligar a los hombres a
tomar uno de los cuatro meses que existen como media en Europa para estos
fines, muchos hombres renunciarían a tomarlo, pero cada vez serían menos y se
conseguirían dos importantes objetivos: el primero, que se dejaran de
considerar “bajas maternales” para ser “permisos por hijos”, y el segundo, que
las carreras profesionales de las mujeres en edad de ser madres no estuvieran
tan penalizadas por el temor de las empresas a tener que soportar esos
permisos. Sin duda las empresas lo verían de otra forma si los padres también
tuvieran que “parar”, para cuidar a sus hijos.
5.- Medidas de discriminación
positiva en organismos y empresas. Muchas mujeres, yo entre ellas, hemos tenido
serias dudas en este tema. Hace unos días, aparecía en los periódicos salmón
una noticia que decía que las mujeres que estaban en puestos de responsabilidad
no sentían que hubieran sido discriminadas, ni tampoco pensaban que sus
salarios fueran inferiores a los de hombres de similar categoría. Esto es real,
pero no es cierto.
Y, por último, hablando de
futuro, no debemos, ni podemos, olvidar a todas las mujeres que viven y
trabajan en países que se encuentran en una situación igual, o mucho peor, de
lo que yo he descrito como nuestro pasado. Países en los que la mujer sigue
siendo una propiedad más del hombre. Esas mujeres tienen un camino mucho más
largo que recorrer. No las podemos olvidar al tejer las redes. Pero lo tendrán
más fácil cuando haya más mujeres en el mundo que tomen decisiones y compartan
el poder social, político y económico.
6ª Después de la exposición, se
pone de manifiesto la valía de algunas mujeres que han trabajado y luchado con
fuerza y tesón demostrando que pueden estar al mismo nivel del hombre, es
decir, ponen en equivalencia que todos somos personas salvando la
diferenciación del género.
7ª Se dan algunas cifras y
estadísticas publicadas. Las mujeres ganan 16,4% menos que los hombres en
Europa, pero en España menos aún, un 19% según la OIT. A este ritmo se tardarán
71 años, casi un siglo, en reducir la brecha salarial. El último estudio
presentado por esta organización destaca que "las mujeres que son madres
ganan menos que las que no lo son" y que "la maternidad está
penalizada por la sociedad". Tienen que trabajar 79 días más al año que el
hombre para terminar cobrando lo mismo, pues la brecha salarial entre ellos y
ellas se sitúa en el 24%. En 2012, no llegaba a esta cifra, se quedaba en el
23,93%, según un informe presentado el pasado febrero por la organización
sindical UGT.
8ª "Pese a que,
históricamente, las mujeres han tenido que negociar siempre, y ahora lo siguen
haciendo cada día, en el colegio, con los hijos, con sus parejas, todavía
tienen dificultades a la hora de hacerlo en el trabajo", explicó, en El
Mundo, Alicia E. Kaufmann, especialista en asuntos de género. Kaufmann emplaza
a "superar el tabú de hablar de dinero" porque piensa que "si lo
hace un hombre es lo esperado pero si lo hace una mujer, horror, pero cómo se
atreve. Yo animo a todas a atreverse a pedir lo que creen que merecen porque si
una espera a que se le reconozca, mal; siendo mano de obra, los jefes estarán
encantados de que se calle. Si tú no te haces visible y no luchas por lo que
quieres obviamente no lo conseguirás".
9ª Se discute si los cupos de
mujeres fijados por ley son o no correctos para que ellas lleguen a situarse en
puestos de importancia. Algunas de las presentes opinan que deben estar en
estos puestos por merecerlo y deben estar adecuadamente capacitadas para
ocuparlos. Otros opinan que los cupos se reglamentaron para alentar y obligar a
quien debe decidir, quien ocupa esos puestos de relevancia, se esfuerce en
buscar mujeres que por sus méritos pudieran ejercerlo. Además, también ayudaría
a que la tendencia del número de mujeres bien situadas se incrementara.
Desgraciadamente, en algunos casos solo se buscan mujeres de relleno para
cumplir con el cupo, por ejemplo en las listas electorales, y sabiendo que no
van a ser elegidas.
10ª Se apunta que para que las
mujeres progresen y se igualen a los hombres en todos los ámbitos se necesita
la participación de éstos últimos. Ellos son los que deben reivindicar la
igualdad y defenderlo ante sectores machistas. En este sentido, ya existen
movimientos de hombres defensores de la igualdad de la mujer en solidaridad con
el feminismo y en crítica con el modelo masculino tradicional. Un ejemplo es el
Movimiento de Hombres por la Igualdad (MDHX=).
11ª El tema expuesto se hizo un día
después del Día Internacional de la Mujer, que sería deseable no se celebrara
por no haber motivos para ello.
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