lunes, 16 de febrero de 2015

“La Mujer a través de la Historia”

Con el tema “La Mujer a través de la Historia” iniciamos la Tertulia siendo de destacar las siguientes intervenciones:
 
1ª No hay un camino nuevo para la mujer, Ella tendrá que buscar su propio camino… (Anaïs Nin). Mujeres como Simon de Beauvoir, Clara Campoamor, Dolores Ibarruri, Victoria Kent… fueron quienes valientemente, comenzaron a defender los derechos que se negaban a las mujeres, al mismo tiempo que aguantaban a pie firme el escarnio y la burla de gran parte de la sociedad.
2ª Paradójicamente, en muchos casos quien más zancadillas a puesto y sigue poniendo al sexo femenino es la propia mujer. La mujer no ha de pedir venganza por los daños sufridos, solamente colaboración y la igualdad de trato que siempre se le ha negado.
3ª No hace mucho tiempo las enseñanzas que recibían las mujeres a través de sectores como la Sección Femenina o la propia Iglesia iban encaminadas a prepararlas como esclavas, nunca como compañeras… lo único que una mujer debía aprender era a ser una buena ama de casa, abnegada madre y esposa y no rechistar por nada.
4ª ¿Qué pasaría si la mujer abdicara de las tareas hasta ahora encomendadas a ella? Si aprendiera a delegar en los hombres en la realización de todas las tareas asignadas a la mujer, madre, esposa; seguro que serviría para no sentirse culpable por haberles dado una excesiva atención, colaborando en hacerles unas personas pasivas y sin  grandes ambiciones. Por lo tanto no debe echar la culpa a nadie sino a sí misma, tratando de corregir ese error por exceso de cariño.
 
5ª Desde tiempos remotos la mujer ha sido partícipe, en muchos casos a la sombra, de grandísimas aportaciones atribuidas por lo general a los hombres. En ciertos casos fue tan destacada su aportación que quedó como ejemplo a seguir. Tal es el caso de la Faraona Hatshepsut, perteneciente a la dinastía VIII en el llamado Imperio Nuevo de Egipto. Mujer de gran fortaleza e inteligencia que hizo por gobernar desde un pacifismo orientado a una vida alejada de grandes sobresaltos.
6ª Es de destacar la aportación de Hypatia, excelente astrónoma griega de finales del siglo IV, reconocida por toda la sociedad de su época excepto por el ascendente poder del nuevo cristianismo.
7ª Las beguinas es otro caso de forma de vida de la mujer que se da a principios del siglo XI. Eran una asociación de mujeres cristianas, contemplativas y activas, que dedicaban su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, y también a labores intelectuales. Organizaban la ayuda a los pobres y a los enfermos en los hospitales, o a los leprosos. Trabajaban para mantenerse y eran libres de dejar la asociación en cualquier momento para casarse. No había casa-madre, como así tampoco una regla común, ni una orden general; sino que cerca de los hospitales o de las iglesias donde establecían sus viviendas en sencillas habitaciones donde podían orar y hacer trabajos manuales, cada comunidad o beguinaje, era autónoma en sí misma, y organizaba su propia forma de vida.
8ª Es de destacar como la mujer, de una forma callada ha logrado mantener y dar continuidad a formas de vida más sensatas que las ofrecidas por los hombres. Como ha sabido transmitir a sus descendientes y a lo largo de innumerables generaciones todas sus experiencias.
9ª Merece la pena señalar las experiencias vividas por mujeres beréberes en las montañas del Rif. El pueblo beréber son más de once millones de habitantes, se extiende sobre todo por Marruecos, Argelia y Níger aunque también hay en Túnez, Libia, Egipto, Mauritania, Mali y Burkina Fasso. Su idioma es el tamazight que nada tiene que ver con la lengua árabe oficial en Marruecos. Posee su propia grafía pero el beréber es muy dado a la tradición oral. La cultura se transmite de madres a hijos. Son las voces femeninas las que han hecho pervivir la lengua y cultura de este pueblo autóctono del norte de África.
10ª Estas mujeres se suelen reunir en la noche alejadas de los hombres para referir contando cuentos transmitir sus experiencias. Cuentan que en los umbrales de los tiempos, sólo existía el día y era cuando las hijas de Lilith  eran iguales a los hijos de Adán. No existía la noche ni su oscuridad. El tiempo nunca se apagaba y el placer de vivir jamás dormía. Un día, los hijos de Adán quisieron ir lejos, a buscar lo desconocido. Caminaron durante días. Agotados, cerraron sus ojos y conocieron la noche, con sus pesadillas. Desde entonces, los hijos de Adán no tienen luz necesaria en sus ojos para ver nítidamente a las hijas de Lilith. Si el cansancio no fuera mayor que la ilusión por la vida, tal vez las noches dejarían de llorar estrellas para iluminar la ceguera y, tal vez, los hijos de Adán sabrían descubrir nuevamente el placer de la vida, acompañados con las hijas de Lilith.
11ª Una cosa parece clara: la mujer ha de vivir como ella quiera vivir, al igual que el hombre, pero si en algo ha de tener cierto cuidado es en no copiar de aquellos vicios o costumbres del hombre que sobradamente está demostrado no las beneficiaría.

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